Pikachu, el compañero de Ash en la serie (y quien terminó convirtiéndose en el monstruo de bolsillo más famoso de todos) resultó ser un pokemon evolucionado. ¿Cómo fue que nadie lo supo durante una generación entera? ¿Ningún Pikachu había tenido crías en la región de Kanto?
En fin, da lo mismo. Lo importante es que la segunda generación nos trajo a Pichu, una versión bebé de la ratita eléctrica que -junto a Raichu, que necesita una Piedra Trueno para llegar a existir- termina convirtiendo al favorito de todos los tiempos en la etapa intermedia de una cadena evolutiva de tres niveles.
La vida suele darnos este tipo de sorpresas. Cosas que se supone que siempre estuvieron ahí, pero que nadie te dijo hasta que tuviste que salir de tu región. Piezas faltantes de un relato que nadie sabe bien cómo empezó. Certezas que luego de un tiempo tienen que ser rectificadas a la luz de la información más reciente.
Quisiera extenderme más. Quizás hablar de cómo ha sido la vida en la cuarentena infinita. Pero sería tiempo perdido: A nadie le importa leer lo que escribo.