Aunque Pokemon se popularizó en Japón hace ya veinte años, no fue sino hasta que apareció la serie televisiva que vine a conocerlo, en el año 1999. Todavía lo recuerdo, todas las mañanas antes de ir a la escuela veía la serie, me aprendía los nombres de los personajes (llegué a memorizar la lista completa de los primeros 151 Pokemon). Al terminar cada capítulo aparecía el logo de Nintendo, que hasta esa fecha solo podía asociar con Mario Bros. y Donkey Kong, no entendía por qué aparecía dicho logo en una serie para niños. Tras juntar más de 200 tazos, y luego de ver pasar ante mis ojos la moda del juego de cartas que nunca entendí, recién vine a saber que los monstruos de bolsillo habían aparecido primero en un videojuego. El primer juego que pude disfrutar fue el Ruby, en un emulador (Visual Boy Advance) con el que compartí muchas aventuras con mi hermano. Tuvieron que pasar varios años para poder disponer del dinero suficiente para comprarme los videojuegos y los mangas que quería desde niño, lo hice, y no me arrepiento de nada. Desde antes de empezar este milenio ya amaba a estas bestias, y ahora que el gusto por Pokemon dejó de ser mal visto socialmente me siento como si el mundo fuera un lugar más grato para vivir y morir en él.
Plumón Sharpie negro y acuarelas sobre mica transparente
(dibujado por el frente, pintado por el reverso), 2013.
Recomendación: vea por lo menos el primer capítulo de la serie.
https://www.youtube.com/watch?v=ZQ_C4nlQni0
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