Septiembre es un mes complejo, dicotómico y agotador.
Los primeros días están cargados de un alivio por haber sobrevivido al mes de Agosto, que suele ser eterno y frío. Luego se cumplieron cincuenta años desde el golpe de estado del 73 y todo lo que eso implica, con cermonias y conmemoraciones solemnes en honor a las víctimas. Posteriormente la gente se vuelve loca celebrando algo que todavía no logro entender (la patria, la independencia, la formación del estado-nación que actualmente nos estruja hasta que nos hacemos viejos), y finalmente se me revuelve todo adentro entre el aniversario de la muerte de mi hermano y el inicio de la primavera, dos elementos que año tras años me arrastran en direcciones opuestas.
Los primeros días están cargados de un alivio por haber sobrevivido al mes de Agosto, que suele ser eterno y frío. Luego se cumplieron cincuenta años desde el golpe de estado del 73 y todo lo que eso implica, con cermonias y conmemoraciones solemnes en honor a las víctimas. Posteriormente la gente se vuelve loca celebrando algo que todavía no logro entender (la patria, la independencia, la formación del estado-nación que actualmente nos estruja hasta que nos hacemos viejos), y finalmente se me revuelve todo adentro entre el aniversario de la muerte de mi hermano y el inicio de la primavera, dos elementos que año tras años me arrastran en direcciones opuestas.
Quisiera rescatar la comida y la bebida, que es lo único que realmente valoro de estas celebraciones, y que más allá de lo cuestionable de los motivos de festejo, prefiero creer que se trata de darle la bienvenida a los días más largos y el final de los fríos matutinos insoportables. La recepción del equinoccio. Lo demás es pura enajenación y despilfarro.
Grafito sobre hoja de block.
Tarea inicial del taller de pintura en que me inscribí hace algunas semanas.
Dibujado entre el lunes 04 y el martes 12 de septiembre de 2023.
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