Dicen que nadie es profeta en su propia tierra.
Quizás el dicho no aplica solo a la dimensión espacial, sino que también a la temporal.
Así, nadie sería profeta en su propio tiempo tampoco, salvo algunas excepciones, quizás.
Por eso agradezco tanto el apoyo aquí y ahora de la gente que ha seguido el desarrollo de esta página, que hoy domingo 25 de junio cumple un año desde su primera publicación. Y no solo eso, además del tiempo de existencia también se han acumulado ya doscientas entradas, cada una hecha con mucho cariño y dedicación.
Han pasado muchas cosas desde que empecé con este tímido proyecto. He podido ir viendo cómo reacciona la gente a las cosas que antes solo había mostrado en persona a un grupo chiquito de cercanos. He podido exponerme a las críticas, que bien intencionadas le permiten a uno ir mejorando.
He tenido el valor necesario para exponer en público mis pequeñas obras, que son reflejo de lo que veo, de lo que siento, de lo que soy. Pero he aprendido también a separarme de ellas, a reconocer que las obras tienen vida propia, y que terminan convertiéndose en algo que está más allá de lo que originalmente planeé.
Hoy uno de mis relatos más breves está ilustrado, iluminado, expuesto en gigantografías en varias estaciones del metro de Santiago. Y no solo eso. También fue musicalizado e interpretado por grandes artistas. Además, formará parte del próximo libro de Santiago en 100 Palabras. Y por si eso fuera poco, a pesar de ser un texto triste ha sido motivo de alegría para mucha gente, lo cual me parece un tremendo mérito.
Y así como ese pequeño texto que se ha hecho mucho más famoso que su autor, otras obras se me han escapado de las manos y se han convertido en cosas que nunca pensé que podrían llegar a ver la luz del sol. Varios de mis dibujos y textos han sido impresos y han llegado a manos de gente que ahora puede leer en papel lo que antes solo se veía a través de la pantalla. Varias de mis obras son ahora parte del capital cultural de esta nación, al haber varias copias disponibles en un par de bibliotecas públicas (la de Santiago y la de Lo Espejo). Uno de mis dibujos más grandes (literalmente, un mural) fue escogido como Pokeparada, gran honor para un fan de Pokemon. Uno de mis textos ilustrados ganó un concurso en una comunidad de videojugadores. Algunos de mis fanzines se fueron a recorrer Latinoamérica en una colección itinerante (la Fanzinoteca Zinebiosis).
Me cuesta creer que hace solo un año estaba tan perdido en el abatimiento y el abandono, y que hoy en cambio estoy cumpliendo sueños, estoy materializando fantasías que he tenido durante media vida, estoy tranquilo, y hasta estoy bien y contento a veces.
Un año no es tanto tiempo si lo comparamos con la edad del universo. Pero es todo el tiempo que hay desde la primera publicación hasta ahora. Es todo el tramo que hay desde un inicio lleno de miedos e incertidumbres, hasta un montoncito de publicaciones independientes que han llegado a ocupar espacios públicos y privados.
Me embarqué solo en este proyecto loco de hacer lo que me gusta aunque no fuera un plan rentable, y al parecer la locura es atractiva, porque otros locos se me han ido sumando en el camino. Empecé a hacer públicas mis pequeñas obras cuando ya no tenía nada que perder, y de ahí en adelante todo ha sido ganancias. Sigo siendo igual de pobre que antes, pero ahora tengo un par de buenas historias que contar, y he logrado enriquecer mi mundo poniendo pedacitos de mi vida por aquí y por allá.
En el último tiempo he ayudado a levantar un proyecto comunitario de desarrollo cultural en la comuna en la que vivo, incentivando la producción literaria en un lugar que durante demasiado tiempo ha destacado por sus altos niveles de analfabetismo y pobreza, y que ha tenido que luchar constantemente contra la estigmatización y las precarias condiciones materiales del entorno.
He honrado la memoria de mi hermano apartando las piedras del camino.
He vuelto a ser capaz de sonreír. He vuelto a ser capaz de amar.
He vuelto a ser alguien de quien puedo sentirme orgulloso.
A mi psicóloga le alegraría mucho leer esta entrada.
Quiero aprovechar este espacio para darle las gracias a todas las personas que han contribuido en la reconstitución de lo que alguna vez fui. A la Maga, por todo el apoyo y la paciencia, pero sobre todo por la confianza en los momentos en que nadie daba un peso por mí. A María Paz Jana, no sabes cuánto te agradezco que me hayas orientado en un momento tan oscuro de mi vida, y que indirectamente y quizás sin darte cuenta, me hayas incentivado a aventurarme en la construcción de este blog, mira en lo que se está convirtiendo. A los compañeros y amigos que han hecho más gratas mis tardes de trabajo y ocio. Y por supuesto, agradezco especialmente a mi familia y a la Tamy, que en conjunto me han hecho recuperar las ganas de vivir. Gracias por estar siempre ahí, y por quererme y por cuidarme, y por apoyarme en todas las locuras absurdas en las que he ocupado mi tiempo. ¡Quizás qué cosas se me ocurrirán en el futuro!
Gracias Eduardo, por todo lo que me enseñaste. Eres el mejor amigo que he tenido y te agradezco infinitamente por todo lo que vivimos juntos. Gracias por recorrer conmigo este largo viaje.
¡Y feliz primer cumpleaños Macondícola!
"Las nuevas creaciones, lo nuevo, necesita amigos"
https://www.youtube.com/watch?v=B7Q6R-dNHdM
Figura: Masa DAS, acrílicos y tiralíneas, gentileza de Tamara Nuñez (NOX). 15 de agosto del 2017.
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